Mis motivos de lobo.

He dejado salir la bestia que hay en mi. Por las noches a la espera de su preciada y exquisita presa. Es la sensación mas extraña y salvaje que haya experimentado nunca; durante el día la presiento, la intuyo, la huelo... esta allí a unos pasos de mí... tengo que opacar el gruñido de bestia que me invade, aprieto los dientes, habrá que esperara la noche...

Finalmente, la espera concluye, se ofrece tímida ante mis ojos de lobo-hombre, y yo jadeante me aproximo, mi naturaleza se transforma... mis labios, mi lengua, mi olfato todo se inunda de su aroma, de su sabor, soy un dios-animal...

Por segundos no se quién soy, o tal vez sea en ese instante en el que sea yo auténticamente, no lo sé, estoy aturdido, no pienso, disfruto, experimento con esa tierna y temblorosa victima que gime ante las embestidas de mi boca... aire solo un poco de aire para continuar ese desesperado beso, ese desesperado mordisqueo...

Si, lo confieso, he descubierto el animal que habita en mi, la victima: el sexo de mi amada.